La climatización del agua para piscinas constituye otra aplicación interesante de la energía solar, tanto si se trata de instalaciones cubiertas como a la intemperie.
De hecho, resulta bastante económico lograr una temperatura estable y placentera en piscinas al aire libre. En primer lugar porque, al circular el agua de la piscina directamente por los captadores solares, no es necesario utilizar ningún tipo de intercambiador de calor ni de sistema de acumulación. Y en segundo lugar, porque la temperatura de trabajo suele ser tan baja (en torno a los 30 °C) que permite prescindir de cubiertas, carcasas o cualquier otro tipo de material aislante. De esta manera, se consigue reducir el precio del captador sin excesivo prejuicio en su rendimiento.
En el caso de tener excedentes energéticos durante los meses de verano al no utilizar la calefacción, la energía solar térmica generada por la instalación podrá utilizarse para prolongar el periodo de baño, sin incurrir en ningún coste económico.
El diseño de la instalación se debe de realizar para cubrir las pérdidas energéticas que diariamente tiene la piscina de manera que logramos mantener la temperatura de diseño que habitualmente es de 27ºC. En el caso de piscinas descubiertas, es aconsejable el uso de mantas térmicas que eviten o reduzcan las pérdidas energéticas de la piscina.